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De personaje secundario a protagonista, el gris es el tono de la versatilidad

Aunque a primera vista pueda parecer todo lo contrario, el gris tiene una rica paleta de tonalidades. Con esto, el color se apoderó de las calles, hogares y espacios corporativos. Lejos de ser visto como algo aburrido, el gris se ha convertido en un comodín en la arquitectura y el mobiliario, sinónimo de equilibrio, elegancia y fluidez.

Al ser predominantemente neutro, el tono se puede combinar con muchos otros colores. Precisamente por su fluidez entre estilos y colores, el gris cada vez deja más su papel de personaje secundario para posicionarse como protagonista en diversos proyectos. 

Neutro, pero sin pasar desapercibido, el gris es un color frío que destaca entre los tonos cálidos creando un contrapunto de equilibrio. Para quienes les gusta colorear su hogar, pero sin exagerar, el gris es el color ideal para paredes y muebles: no hay riesgo de que canse con el tiempo, algo que suele ocurrir con los colores intensos. 

Por eso también es el color ideal para aplicar en grandes superficies, donde pueden aparecer tonos fuertes en detalles y elementos decorativos. Una paleta de grises con diferentes texturas hace que los muebles transmitan sensación de sobriedad, especialmente cuando se combinan con materiales fríos, como cristales, espejos y metales. Los entornos construidos siguiendo estas líneas se adaptan muy bien a los espacios corporativos.

Con gran versatilidad y elegancia, la aplicación del gris puede elevar los proyectos a niveles de extrema sofisticación. Con matices que varían del más claro al más oscuro, perfecto para combinar con inserciones específicas de colores vibrantes y sin dejar de lado la combinación con otros colores neutros, no es exagerado decir que el gris es un color universal.

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