Todos lo sabemos: el vínculo afectivo que existe en la familia no impide que surjan conflictos. Es natural que diferentes generaciones formen grupos familiares, lo que resulta en el intercambio de diferentes experiencias, incluso entre personas con diferentes niveles de madurez. Saber escuchar y respetar las experiencias de los demás puede ser aún más desafiante cuando esta diversidad vive y convive diariamente bajo el mismo techo.
El mejor camino hacia una convivencia armoniosa en un hogar multigeneracional, es decir, un hogar habitado por personas con diferentes edades y diferentes prioridades, tiene mucho que ver con la planificación, la organización y la distribución. Para que la rutina fluya armoniosamente, deben ser parte de ella espacios integrados y ambientes que preserven la individualidad.
Para que estos aspectos estén bien entrelazados y hagan agradable y rica la convivencia en hogares multigeneracionales, los ambientes deben pensarse y planificarse teniendo en cuenta algunos puntos:
– La zona íntima debe estar aislada acústicamente, preservando el horario de sueño de quienes duermen temprano, sin privar de las actividades a quienes tienen una rutina nocturna.
– El área social debe ser lo más amplia posible y equipada para que las distintas generaciones puedan convivir cómodamente a su manera y compartir momentos de ocio y diversión.
– Algunos ambientes deben ser multifuncionales, para brindar practicidad a la hora de satisfacer las variadas demandas de la familia.
Tan importante como los que respetan la privacidad y los momentos de recogimiento son una buena planificación de espacios y mobiliario, que dé como resultado áreas funcionales, útiles y agradables para todas las generaciones que habitan la casa y, principalmente, la estructuración de ambientes que favorezcan el encuentro y la interacción. para cada residente.
